Hola Crack,
La mayoría de la gente busca la gran oportunidad donde todo el mundo ya está mirando: tech, IA, real estate de lujo, wellness…
Pero hace poco conocí a alguien que me recordó algo que nunca hay que olvidar:
El dinero no tiene prejuicios.
Y el mercado tampoco.
Su nombre es Noé.
Y lo que hizo fue detectar una oportunidad escondida, literalmente, entre la suciedad.
Noé fundó LAX Clean, un negocio que enseña a personas comunes a ganar dinero creando y vendiendo sus propios productos de limpieza.
Sí, leíste bien: creando y vendiendo.
La jugada fue brillante:
Primero entendió muy bien a su audiencia:
gente con poco acceso a oportunidades formales, pero con muchas ganas de trabajar y mejorar su situación.
Luego les ofreció algo que sí podían hacer:
un curso barato, corto y con resultados rápidos.
Y no se quedó ahí.
Les dio también la primer caja de materias primas para fabricar productos de limpieza, con todo lo necesario para arrancar ese mismo día.
Pero lo mejor vino después.
Con ese curso, creó un ejército de nuevos micro-empresarios, y después montó una comercializadora para venderles las cajas subsecuentes de materias primas.
Un modelo que no solo cambia vidas.
También escala con rentabilidad.
¿Por qué me emociona tanto esto?
Porque es un ejemplo perfecto de que no necesitas ser Elon Musk para hacer algo disruptivo.
Solo tienes que ver donde otros no ven, escuchar de verdad y construir soluciones reales.
Si estás esperando la idea millonaria, deja de buscar en los lugares bonitos.
Pregúntate:
¿Qué problemas feos, aburridos o sucios nadie quiere resolver?
Ahí hay una mina de oro.
Y tú podrías ser quien la explote.
– Oso
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-Oso