Hola Crack,
A menos de 24 horas de mudarme…
mi casa seguía en remodelación.
Sí.
Tal cual.
Taladro, pintura fresca y caos por todos lados.
Subí un video enseñando el detrás de cámaras y, como era de esperarse,
la pregunta no tardó en llegar:
“¿Ya por fin compraste casa?”
Pero la respuesta es:
No.
Sigo rentando.
Las razones financieras las explico en este video de hace 3 años.
Y sí: remodelé una casa que no es mía.
Para muchos suena a locura.
Pero te voy a decir por qué para mí tiene TODO el sentido.
Hoy me mudo con mi familia a un lugar que me emociona.
Un espacio pensado a detalle para la vida que queremos.
Donde voy a crear memorias. Donde mis hijos van a crecer.
Y eso, vale más que un título de propiedad.
Porque disfrutar de un lugar no depende de poseerlo.
Depende de cómo lo vives.
De si lo haces tuyo con intención, con amor, con energía.
Yo no vi la adecuación como un gasto.
La vi como una inversión en bienestar…
Una que “amortizo” no en números… sino en calidad de vida.
Y no soy el único que piensa así.
Mira a tu alrededor.
Cada vez más personas valoran el acceso sobre la posesión.
Uber en vez de coches.
NetJets en vez de aviones propios.
Ropa de lujo que usas una vez.
Spotify en vez de discos.
Esta mentalidad ya no es rara. Es el nuevo normal.
Porque lo que queremos no es tener más cosas.
Es vivir más experiencias.
Y ojo: no estoy diciendo que nunca compres casa.
Solo digo que no te dejes atrapar por la idea de que “si no es tuya, no vale la pena.”
Eso es un mito viejo.
Una cárcel mental.
¿Te imaginas negarte a vivir en un lugar increíble… solo porque no tienes las escrituras?
Eso sí sería un error.
Elige donde quieres vivir con base en cómo quieres sentirte.
No en si tienes las llaves “legales”.
La vida no te va a preguntar si eras dueño.
Te va a preguntar si la disfrutaste.
Y tú,
¿estás viviendo como si necesitas poseer todo para sentir que es tuyo?
—Oso