Hola Crack,
Delegar suena fácil.
Pero si has intentado hacerlo… sabes que no lo es.
Pides algo, lo entregan incompleto. Das instrucciones, y las malinterpretan. Crees que vas a ahorrar tiempo, pero acabas revisando o rehaciendo todo.
Te frustras. Y piensas: “mejor lo hago yo.”
Pero ese pensamiento —tan común, tan comprensible— es justo lo que te impide crecer.
Dan Martell lo dice con claridad: el problema no es delegar. El problema es cómo lo haces.
Y ahí entra su técnica: 10-80-10.
Primero 10%.
Tú haces el 10% inicial. Defines el objetivo, el “por qué”, das el contexto completo y dejas muy claro cómo se ve el éxito. Esto no es micromanagement. Es liderazgo.
Luego 80%.
La persona en tu equipo hace el trabajo. Propone el camino, ejecuta, toma decisiones. Tú no intervienes… todavía.
Y finalmente, el último 10%.
Regresas tú. Revisas, corriges, afinas. Pero ya no estás empezando desde cero, solo estás puliendo una pieza que tú ayudaste a encaminar.
Así se ve una buena delegación: como una coreografía. Cada quien con su rol. Nadie cargando todo.
Te doy un ejemplo:
En mi equipo, cuando vamos a lanzar una campaña, no digo solo: “haz un diseño.”
Primero, me siento y marco el objetivo. ¿Queremos vender? ¿Queremos posicionar? ¿A quién le estamos hablando? ¿Qué emociones queremos provocar? Eso es mi primer 10%.
Después, diseño, copies, automatizaciones… todo lo ejecuta el equipo. Ellos tienen el 80% para jugar, proponer, equivocarse, brillar.
Y cuando vuelve a mí, no estoy empezando desde cero. Estoy afinando. Afinando para ganar.
¿El resultado?
Menos frustración. Más velocidad. Mejor talento. Equipos que crecen y jefes que respiran.
Así que hoy te dejo un reto:
Piensa en una tarea que no deberías seguir haciendo tú esta semana.
Haz el primer 10% con intención. Deja que alguien más haga el 80%. Y vuelve tú al final para cerrar con excelencia.
Hazlo una vez. Luego otra. Y otra.
Ese es el camino real hacia escalar sin perder el control.
Porque soltar… también es liderar.
—Oso